martes, 30 de noviembre de 2010

Democracias encapuchadas; fabricación de la guerra

Juan Almendares

Mira que sigue la lucha 
 
y sigue el pueblo despierto. 
 
No te suplico. Te advierto: 
 
no me pongas la capucha. 
Mario Benedetti. 

La capucha tiene una doble utilidad monstruosa: Primero servir de instrumento para torturar a la víctima y producir asfixia y terror.

Segundo. Es utilizada por el torturador o el asesino para ocultar su propio rostro  frente a la víctima.

La tortura puede ser individual o grupal. En esencia es un fenómeno que aterroriza a la familia y a las comunidades.

Este crimen de lesa humanidad se intensifica con la existencia de bases militares estadounidenses; golpes de estado militar y los estados de sitio o de excepción.

 Los encapuchados por los crímenes horripilantes que practican recurren a las  drogas; por lo cual  se transforman en sujetos narcodependientes.    

Esta situación violenta de carácter histórico nos obliga a plantearnos varias preguntas:
¿Por qué los gobiernos y cuerpos militares y policiales reprimen en nombre  de la  seguridad nacional, defensa de la soberanía y democracia en países militarmente ocupados por el pentágono?

¿Dónde se especializa en tortura el aparato represivo hondureño?

¿Dónde aprendieron la doctrina de la Seguridad Nacional, la guerra de conflictos de baja intensidad y la guerra mediática?

¿De dónde reciben o compran  las armas, los cuerpos represivos  que asesinan y torturan familias campesinas , mujeres, hombres niñas y niños de la resistencia?

¿Quién los educó para ser expertos en golpes de Estado Militar?

Las lecciones aprendidas en la Escuela de las Américas son tan efectivas que el Manual de Tortura de la CIA aplicado en Irak y Guantánamo fue previamente diseñado y experimentado en Honduras.

Hoy tenemos tres democracias encapuchadas:  Colombia (siete bases militares) y un pueblo que sufre toda clase de vejámenes y violación a los derechos humanos por la ocupación militar y los gobiernos represivos.

Honduras (tres bases militares del pentágono), sicarios de la Gaula y encapuchados oficiales que asesinan campesinos y campesinas, del movimiento campesino del Aguán (MCA), Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA), población civil y miembros de la resistencia.

Costa Rica. Invadida por siete mil marines, fuerzas navales estadounidenses y un presupuesto militar  de 240 millones de dólares; cinco veces superior al presupuesto anual del ejercito de Nicaragua.

Las democracias encapuchadas son la plataforma militar, ideológica y política del pentágono para vulnerar el ALBA, la soberanía y la dignidad histórica de los pueblos de Bolivia, Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua.

En el escenario de  la farándula del crimen el Congreso Nacional de Honduras y la oligarquía condecoraba a Álvaro Uribe “el sicario de las democracia encapuchadas de América Latina”

Con el cinismo del performance teatral el aparato represivo hondureño lanzaba la falsa e irresponsable acusación que el ejército sandinista estaba involucrado en proporcionar armas a los campesinos con vínculos con la FARC de Colombia.

Sin embargo este cuerpo represivo no ha podido aclarar el robo de la avioneta en la base militar aérea y  las masacres en San Pedro Sula; ni tampoco los asesinatos de nuestros compatriotas por el ejército colombiano.

La situación es tan perversa que coincidiendo con la Ley Antiterrorista y las acusaciones han sido asesinados cinco campesinos del Movimiento Campesino del Aguán (MCA).

Asi mismo Modesto Melgar, Delegado de la palabra de Dios en Dulce Nombre Copán fue asesinado y fueron heridas sus dos niñas por los encapuchados en nombre de Dios y la Democracia.

En estos momentos miles de familias campesinas, que sufren hambre y terror son los chivos expiatorios para que las tropas de ocupación del pentágono, ejercito colombiano y policía y militares hondureños; aliados con la oligarquía  justifiquen una masacre para desencadenar el proceso de fabricación guerrerista  en contra de  los condenados  de la tierra.

La solidaridad con Honduras, Colombia y Costa Rica, es contribuir a desmantelar las bases militares y a lograr el respeto a la vida de los pueblos.

La tarea más urgente es la unidad, dignidad histórica y liberación de los pueblos de América Latina  para alcanzar paz, justicia social y el derecho a la autodeterminación.

Fuente: Vos el soberano

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